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- Por Gafasvan
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“Vienen a destruir lo que he llegado a amar”. El capitán Nathan Algren se ponía al servicio de Katsumoto para defender un pequeño pueblo samurái de las montañas del inminente ataque del Japón imperial. Algren, americano de ciudad, encontró la paz, la tranquilidad, la vida sencilla, el sentimiento de pertenencia y de comunidad muy lejos de su casa. El ser humano está hecho para sentir que pertenece a algo. Una vez que formas parte, defiendes al grupo aunque no conozcas a todos los miembros. Vivir en un pueblo es mas o menos como ser del Real Madrid.
Mucho antes que existieran los grupos de WhatsApp del cole de los niños, de que pudieramos elegir a nuestros representantes, de que se formaran las naciones o estados como las conocemos hoy en día o que se instauraran los impuestos para garantizar una protección social mínima, el ser humano se había organizado en pequeños grupos que se llamaron tribus. Ya fuera por proximidad, por lazos de sangre o por puro interés, este tipo de organización aseguraba algo de protección frente a amenazas externas. No fue necesario que nadie nos dijera lo que teníamos que hacer. ¿a que interés superior respondía este tipo de organización? ¿Al bien común? ¿a la necesidad de ser aceptados? ¿al egoísmo? El desarrollo siempre ha venido del lado de la colaboración.
En los pueblos el sentimiento de tribu se ha dado siempre. Relaciones de confianza construidas a lo largo del tiempo, es posiblemente lo que mas difiera entre la vida en una ciudad y un pueblo. El sentimiento de pertenencia a algo mas grande nos ha unido . Lazos de confianza que se hacen mas fuertes si el grupo es pequeño y todos se conocen. Hoy yo paso por tu casa a preguntarte que tal estás y si necesitas algo. Quizá sea yo mañana el que no pueda ir a comprar.
La defensa del grupo como forma de protección.
A veces, esa confianza se ve traicionada por algún miembro. Lo importante es no dejar que esas traiciones cambien tus valores. Te hagan cambiar la forma de pensar. Bruto traicionó a Julio César y todo el mundo conoce a Julio César y también lo que es un Bruto.
Yo al menos, voy a seguir el mismo camino. Tiene muchas cosas buenas y alguna mala. El alemán se entiende regular. Debe ser difícil explicar a un óptico de Karlsruhe que te haga unas gafas y ya le vas pagando poco a poco.
Daniel Paniagua, nací en Mayorga (Valladolid), en plena Tierra de Campos. He vivido durante los últimos 5 años en Lima, Perú, ejerciendo como country manager de Ambuiberica, multinacional del servicio sanitario. Allí pude comprobar la importancia de las relaciones entre personas. El sentimiento de comunidad y de protección entre los miembros que se da en los pueblos pequeños es un valor del que se carece en las grandes ciudades. Eso es lo que pretendo fomentar.
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